Un estudio realizado por Gustavo Reyes, Catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Jaén, ha encontrado un remedio para las millones de personas de todo el mundo que sienten pánico ante las inyecciones por el #dolor que producen. Y la solución es muy sencilla: aguantar la respiración.
La investigación llevada a cabo por Reyes ha demostrado que una profunda inspiración impulsa al cerebro a reducir la actividad del sistema nervioso, haciendo que las personas sean menos sensibles al dolor.
Este estudio, publicado en la revista Pain Medicine (Medicina del dolor), sostiene que cuando una persona está estresada, su tensión sanguínea se eleva si el cerebro o las extremidades necesitan combatir una amenaza, como puede ser la inyección. Sin embargo, el investigador de la Universidad de Jaén ha demostrado científicamente que el cuerpo humano tiene una forma natural de bajar la tensión.
Para realizar este estudio, el investigador golpeó las uñas de 38 personas durante cinco segundos mientras contenían la respiración y luego repitió la prueba mientras los voluntarios respiraban lentamente. Los resultados obtenidos demostraron que ambas técnicas atenuaban el dolor a los voluntarios, pero dolía menos cuando contenían la respiración que cuando respiraban lentamente. En una escala del uno al diez, la sensación de dolor en los voluntarios se redujo en medio punto (de cinco y medio a cinco) cuando contuvieron la respiración.
Los sensores de tensión en los vasos sanguíneos de los pulmones enviaron señales al cerebro pidiéndole que baje la presión sanguínea. Estas señales hacen que el cerebro reduzca el sistema nervioso, haciendo a la persona menos sensible al dolor. Además, este estudio podría explicar por qué las personas con tensión más alta tienen también un umbral del dolor más elevado.
La investigación de Gustavo Reyes sostiene que aguantar la respiración puede ser una respuesta natural cuando alguien espera recibir un daño, aunque no será útil para un daño inesperado, como pincharse con un alfiler o golpearse un dedo del pie.
Este estudio científico de la Universidad de Jaén ha tenido repercusión a nivel internacional, ya que ha aparecido en revistas como New Scientist y en medios de comunicación generalistas como el importante diario inglés Daily Mail o en publicaciones de Italia, Holanda o Nueva Zelanda.
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