ÁNGEL M. GREGORIS.- Los atentados del 11-M y del Hipercor en Madrid, el accidente de Spanair en el aeropuerto de Barajas y el descarrilamiento del tren Alvia en Santiago de Compostela son algunas de las grandes tragedias que se han vivido en España en los últimos años. Centenares de muertos y miles de heridos son el resultado de estas catástrofes, que trastocan la vida de las víctimas para siempre.
Pero además de los damnificados directos, muchos de los profesionales que participan en las labores de salvamento de estos desastres terminan siendo “víctimas ocultas”, ya que pueden llegar a sufrir trastornos psíquicos posteriores. “Existe una tendencia que asume que ante una tragedia lo correcto es mandar cuanto más personal, mejor, pero la mayoría de estos no está formado en catástrofes y no tiene experiencia”, afirma Francisco Megías, enfermero especialista en salud mental, que destaca que estos profesionales, al no tener una preparación adecuada, muchas veces han de ser tratados con síntomas de angustia relacionados con la tragedia presenciada.
“Es fundamental la preparación previa”
En esta misma línea, Manuel Benito, del departamento de Enfermería de la Universidad de Sevilla, subraya que, además, la preparación previa es “fundamental para una mejora en la atención de las víctimas”.
Tras exponerse a estas tragedias, los profesionales de enfermería pueden desarrollar el mismo proceso patológico que desarrollan los afectados directos y con la misma gravedad. “Incorporar a tu vida una situación así, para la que no suele existir experiencia previa, es muy complicado. Problemas de angustia o de sueño, por ejemplo, pueden venir porque la mente no acepta la intensidad de lo que hemos presenciado”, manifiesta Megías.
Durante el XVI Congreso Mundial de Psiquiatría que se celebró en Madrid, Patricia Villavicencio, psicóloga clínica, e Isabel Ramos, psiquiatra, han subrayado que “hasta un 10% de los individuos que asiste en una tragedia presentará una respuesta adaptada y proporcional al suceso, mientras que un 15% podrían experimentar síntomas de forma inmediata tras el acontecimiento tales como desorientación, problemas con el sueño o vivencia reiterada de las imágenes”. En el resto de casos, la vulnerabilidad para sufrir problemas en los meses o años posteriores al drama, “puede venir determinada por otros factores como la exposición a nuevos acontecimientos traumáticos”, han manifestado las expertas.
Villavicencio ha resaltado que “durante años, la salud mental de los intervinientes en catástrofes ha recibido una atención muy escasa, lo que puede repercutir negativamente en su labor de ayuda y rescate”.
Villavicencio ha resaltado que “durante años, la salud mental de los intervinientes en catástrofes ha recibido una atención muy escasa, lo que puede repercutir negativamente en su labor de ayuda y rescate”.
En el caso de padecer algún trastorno psicológico tras exponerse a una de estas tragedias, se puede superar, en ocasiones, autogestionando las emociones o con ayuda de profesionales. “Hablar de lo sucedido o escribirlo, evitar los factores estresantes, no huir de la tragedia y no apagar el telediario es lo que deben hacer los enfermeros para incorporar lo sucedido a sus vidas y evitar que se enquiste”, recomienda Megías.
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