CERTIFICADO

LO ULTIMO

Lo Último

viernes, 25 de julio de 2014

"LA TRAGEDIA DE LA INMIGRACIÓN: UN VIAJE EN PATERA."

Hoy está el mar en calma, como una balsa de aceite, como un plato llano. El Helimer y la Salvamar acaban de salir. Hoy, viene patera.


¿Qué impulsa a mil personas a saltar una valla? ¿Por qué una embarazada se juega su vida y la de su bebé en un barco de plástico?  Niños, adolescentes, adultos hombres y mujeres… ¿Qué tienen en común para jugarse su vida?

Desde hace unos años, vemos en televisión que la llegada de pateras a las costas del mediterráneo es algo habitual. Cambiamos de cadena para no ver imágenes desagradables, nos lamentamos, nos quejamos, pero la mayoría de las veces nos preguntamos el porqué. Conflictos en sus países de origen, la búsqueda de un futuro mejor para sus hijos, un trabajo, un hogar, una vida segura, es lo que suele mover sus corazones.
Vivimos una dramática situación, que a veces pasa desapercibida. Los que habitualmente atendemos a estas personas a su llegada a la costa, voluntarios de Cruz Roja (Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias - Atención Humanitaria al Inmigrante, ERIE-AHI ) – tras ser atendidos en primer lugar por Guardia Civil o Salvamento Marítimo- nunca nos acostumbraremos a las caras de sufrimiento.

Son las 4.00 am, llaman a tu móvil. Es el jefe de equipo de esta semana. Das un bote de la cama y te dispones a cambiarte el pijama por el uniforme. En 5 minutos estás listo. Mientras esperas junto a tus compañeros al filo del muelle, el sonido de las olas chocar contra el resto de barcos atracados relaja tu inquietud. 

Fotografía: S.P.M.

Ese olor a mar, esa humedad característica. Al fondo se escucha un motor. A veces iluminados por los focos de las cámaras de televisión, nuestras espaldas aguantan el tipo. Vamos haciendo triaje al verles en el barco, sentados, agazapados, a veces tiritando de frío, otras veces aguardan inquietos de pie, como nosotros. Nos encontramos a la bajada del barco, una mirada, un brazo en su hombro que agradecen con una tímida sonrisa. Las mantas y nuestras manos son nuestro primer contacto.

Fotografía: Juande Molina.

A la llegada a los módulos policiales, personal sanitario y humanitario dan ropa seca, comida, bebida, atención sanitaria y primeros auxilios. Se les presta una atención integral, comunicándonos en sus respectivos idiomas, normalmente inglés y francés. Tras esto, pasan a disposición judicial, que forjará su futuro en tierra europea o deportación.
No nos importan los intereses políticos, ni su religión. No juzgamos, no preguntamos, no nos importa el color de la piel. Aliviamos el sufrimiento con una caricia, con una sonrisa, cubriendo las necesidades básicas. Hacemos respetar la dignidad de las personas mirando cara a cara, sin mascarillas que oculten nuestro rostro. El calor de las mantas es una metáfora del calor humano.

Que no nos acostumbremos nunca al sufrimiento humano, que no veamos como algo normal los duros viajes en una barcaza. No dejemos que ideologías políticas no nos dejen ver el sufrimiento en los rostros de los jóvenes, de los niños que son el futuro, y en los adultos que vienen buscando un futuro mejor para sus hijos que permanecen en sus países de origen. No permitamos que se vulneren los derechos humanos de cada persona. Como sanitarios, no podemos ser impasibles al sufrimiento; como personas, no permitamos las injusticias humanas.

Solo si atiendes al inmigrante después de días de viaje en una patera, puedes entender la inmigración. Solo si un bebé te quiere abrazar tras un largo viaje, se entiende la inmigración. Las caras de agradecimiento al darles una manta, algo de comida y algo de beber, no pueden borrarse de nuestras mentes. Los abrazos furtivos, las sonrisas robadas al verse a salvo de los conflictos bélicos, no podrán borrarse de nuestros corazones jamás.

 
Fotografía: Juande Molina


Por todo ello, y por algunas cosas que no se pueden contar- solo se pueden vivir- seguiremos trabajando duro, seguiremos disponibles semana tras semana. Sea la hora que sea. 24 horas al día, 365 días al año. Sea Nochebuena o Nochevieja. Siempre dispuestos a dar calor con un abrazo cuando las mantas no son suficientes, dispuestos a sudar dentro de la ambulancia por ti, por ellos y por los que vengan.

¡Gracias equipo, gracias siempre!

E.L.D.


4 comentarios:

  1. Real, sin adornos, objetivo, directo. Enhorabuena por este artículo y enhorabuena por esa gran labor.

    ResponderEliminar
  2. La sensibilidad que nos transmites en este artículo es tal, que personalmente pensé estar por unos segundos allí mismo.
    Cerré los ojos, y oí el sonido de mar batiendo en barcos atracados, la humedad del mar, la noche turbia, la espera.... las miradas nerviosas, las manos y cuerpos temblorosos, alguna sonrisa, algún llanto... Luego pensé, que suerte que E.L.D. estaba allí, respiré abrí los ojos y se me llenaron por un instante de lágrimas los ojos.
    Ahora sí creo que entre nosotros hay Ángeles.
    Gracias por vuestra gran trabajo !!!

    ResponderEliminar
  3. Quien así describe las cosas, es porque las ha vivido. Vosotros sois los verdaderos protagonistas, desinteresado, el resto apenas contribuye a incrementar la visibilidad de una situación. Estar dispuesto a enfrentar la tragedia a cualquier hora, sin más preguntas, solo eso, "estar ahí, estar con, estar para ....", sin esperar más retorno que una mirada. Quizá ese sea el pago, una mirada limpia que te calienta el alma, un "flash" efímero que reconforta en tiempos convulsos. Es de admirar que haya gente como vosotros, faro y espejo de una humanidad perdida que solo presta atención a sus estómagos insaciables. Alguien "a quien puedo seguir", ... que le dirían a Thorin escudo de roble, ...¡Seguid así!" y permitidnos ser parte de vuestros relatos. Gracias E.L.D. y un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Entrañable experiencia de aquellos que, realmente, están en contacto con personas que llegan en las peores condiciones a las puertas de nuestras casas. Sin preguntarse ¿por qué?, ... el hecho es que están ahí sin pedir nada, ... a cambio de una mirada, un flash de segundos que les calienta el alma. Sin duda sois un ejemplo, generosos de espíritu, nobles de corazón, ... una estirpe en extinción "alguien a quien seguir",que le dirían a Thorin "escudo de roble". Seguid así, y hacednos partícipes de vuestros relatos de vida. Un abrazo ELD.

    ResponderEliminar