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lunes, 20 de octubre de 2014

" La importancia de la formación en #RCP y #PrimerosAuxilios en el Colegio."

«Si no es por mi hija, me muero»


Un grupo de alumnos del Antonio Machado, durante los talleres.
Un grupo de alumnos del Antonio Machado, durante los talleres. / PALOMA UCHA

  • Patricia ayudó a su madre a respirar sólo unas horas después de haber aprendido en el colegio a hacer la maniobra de Heimlich

Patricia tiene 10 años y estudia en el colegio Antonio Machado de Gijón. Ayer fue una de las 240 personas, entre estudiantes, padres y profesores, que recibieron formación sobre reanimación cardiopulmonar y sobre cómo actuar ante un atragantamiento y otras situaciones de emergencia. Y eso fue lo que ayer mismo salvó a su madre, María Luz Luna. Ella lo tiene claro: «Si no es por mi hija, me muero. Si no llega a estar ella en casa, me ahogo». Lo cuenta recién llegada a casa, tras muchas horas en el Hospital de Cabueñes, tres gastroscopias y un susto enorme. Pero orgullosa y convencida de que debe contarlo para concienciar de la importancia de que los niños reciban esta formación, que a ella le ha salvado.

Patricia lo había aprendido por la mañana, de la mano de Raquel Palacio y Felipe Carreño, promotores de los talleres, dirigidos a alumnos de Infantil y Primaria. Palacio y otros profesionales de la medicina, en colaboración con la gerencia del Área V, celebraban de este modo el Día de la reanimación cardiopulmonar. Y su madre, Luz, los había presenciado. Es vicepresidenta de la Asociación de Madres y Padres del centro y había estado grabando en vídeo los talleres. Ella misma y su marido iban a realizar el curso a las cuatro de la tarde. Ninguna podía imaginar que a la hora de comer, ya en casa, les tocaría poner en práctica lo aprendido. Lo cuenta Luz con un hilo de voz: «Estábamos comiendo y noté cómo me pasaba por la garganta la cáscara de una almeja. Empecé a toser y no podía expulsarla. Le dije a mi marido, como pude, que llamara al 112. De repente noté que la cáscara se me quedaba atravesada y no podía respirar. Patricia estaba al lado, asustada. Pero le hice un gesto y me entendió. Me puso contra la pared, se arrodilló frente a mí y me hizo la maniobra de Heimlich. Lloraba y me decía que no me muriera, mientras empujaba. Al tercer movimiento la cáscara subió. Se me quedó clavada en el esófago, pero al menos podía respirar». Después llegó la ambulancia y Luz fue trasladada a Cabueñes, donde fue sometida a tres gastroscopias hasta que los médicos consiguieron sacar la cáscara. Desde el hospital felicitaron a Patricia y a los promotores de los talleres.

Luz quiere contar su caso para demostrar que lo que aprendió Patricia en el colegio es importante. «Quiero que la gente se conciencie que hagan estos cursos en todos los colegios. Mi hija ha podido hacerlo. Si ella no me mueve, me hubiera ahogado».

Raquel Palacio no puede encontrar mejor forma de demostrar que los talleres, que gracias al empeño del equipo han llegado a más de 3.000 estudiantes, «funcionan, son prácticos». Hoy continúan en el centro, enseñando a los más pequeños, los de 3, 4 y 5 años. «No tendrán la fuerza para hacer las maniobras, pero sí pueden indicarte cómo se hacen». Palacio defiende que «todos los ciudadanos» deberíamos saber lo que Patricia ya sabe y puso ayer en práctica. Luz resume el proyecto, llena de agradecimiento a los promotores de los talleres, a los profesionales que la atendieron ayer. Y, por supuesto, a su hija. «Tus manos pueden salvar una vida. Nunca me pareció más real que hoy».

Fuentehttp://www.elcorreo.com/bizkaia/sociedad/salud/201410/17/hija-muero-20141017230521.html

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